Estoy tratando de averiguar por qué cuando mis esporádicos tripulantes hacen click en "Seguir leyendo", el bendito vínculo no funciona, incluso a mí me pasa. Se suele arreglar cuando le dan actualizar a la página pero a veces el problema persiste. Sí todavía tienes curiosidad de leer la pachotadas que escribo también puedes darle click al título de la entrada para leerla completa.
Y como suelen decir: "Estamos trabajando para servirlo mejor. Muchas gracias por su comprensión".

Marilia Navegando

domingo, 12 de octubre de 2008

¡Qué simple parecía todo!

"Cuando yo era chiquita, no entendía por qué cada vez que subía al carro de tu abuelito las cosas se iban para atrás, jajaja" es una anécdota que siempre me cuenta mi madre cuando empieza a recordar sus años infantiles, ingenua ¿verdad? ¿Cómo que la cosas se van pata atrás? ¡Era el auto que se movía, mujer!
Pero esto me trajo a pensar en todas las cosas en las que yo creía, o pensaba, recordé la simple lógica a través de la cual mi mundo se movía.

Recuerdo que cuando era niña yo creía que la gente aparecía en la televisión porque desde las instalaciones de los canales había una tecnología que los hacía volverse chiquitos para que pudieran entrar a través de las antenas a la caja boba. Yo pensaba que los niños nacían con una etiqueta conteniendo su nombre, no sabía que eran los padres quienes lo elegían. Por cierto, no me gustaba mi nombre: Marilia.

No entendía que el dinero podia gastarse, siempre creía que cuando mi madre me llevaba al mercado sólo hacía un simple intercambio de billetes con la vendedora, a modo de juego. Y pensaba que era una perdida de tiempo que compráramos las verduras en la tienda si bien podíamos sembrarlas todas en el jardín y prescindir de ir al mercado. Yo no sabia que teníamos un tracto digestivo, pensaba que era una bolsa enorme dentro de nosotros. También creía que mi papá era el hombre mas fuerte del mundo cuando nos cargaba a mi hermana a mi en sus brazos y que mi tío Gerardo era un genio cada vez que arreglaba mi bicicleta. Yo pensaba que en algún otro país, en efecto, existían todos los dibujos animados.

No lograba comprender por qué los días se oscurecían y llegaba la noche, yo pensaba que era porque encendíamos los focos de la casa y el sol entendía que podía irse a descansar.

Yo nunca creí en Papá Noel, sería porque mis padres siempre nos preguntaban: ¿Qué quieren que les compremos de regalo para Navidad? Pero alguna vez mi razonamiento me llevó a concluir que de existir el noble barrigón, no tendría tiempo de venir hasta un país subdesarrollado como el Perú a dejarme un presente, lo más probable es que "iría primero a repartir cosas a los Estados Unidos".

Yo creía que la "situación difícil" por la que atravesaba el país iba a desaparecer cuando yo fuera grande. Cuando era chica temía que alguna vez cayera un bombazo de los terroristas en mi casa.

Yo pensaba que toda la gente era buena, no sabía que era posible que mi mamá o papá lloraran.

También pensaba que era terrible tener que ver como algún día mi cuerpo se llenaría de vellos como el de los adultos.

Cuando entré a la adolescencia creí que llegaría virgen al matrimonio, también creí que mis padres nunca se separarían, tenía planeado casarme a los 23 años y que tendría mi primer hijo a los 24, creí que la vecina con la que crecí, Fabiola, y yo seríamos amigas para siempre y que veriamos crecer juntas a nuestros hijos. Ella quedo embarazada a los diecisiete y yo sigo soltera.

... alguna vez pense que me casaría con el que ahora es mi ex, incluso -muy secretamente- me imagine como parte de su familia.

No me arrepiento de nada. Ni de las decisiones que tomé.

Mentira.

Sí me arrepiento de algunas cosas, pero no significaron un fracaso para mi vida, no sirve de nada llorar sobre la leche derramada, de los errores se aprende y las lecciones se repiten hasta que uno las pase... (demasiados refranes juntos en un sólo párrafo).

¿Y ustedes que cosas creían o cómo pensaban que funcionaba el mundo cuando eran chicos?

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lunes, 28 de julio de 2008

Lo suficiente para ser involvidable



Pido disculpas por lo cursi de la entrada
pero cuando no se puede con una misma, ¡¡¡ni vuelta que darle!!!.
Marilia

Viene de "Total que ni quería yaa!"...

De vuelta a casa, Dana me recibió con saltos y contenta moviendo la cola, sentía alivio de abrazar su cuerpito peludo, sus lamidas en mi oreja me consolaron un poco de la tristeza que aún sentía por el desenlace de la noche. Creo que fui demasiado dura con él, murmuré. Me puse a revisar el mail, estuve a punto de vaciar sin mirar mi bandeja de correo no deseado pero se me ocurrió ver si entre las publicidades de viagra y de cursos de inglés había llegado algo interesante:

“Olá, vou estar visitando Cusco (Machu Pichu), com um passeio, eu acho que vai ficar um par de noite em Lima. Espero que você possa ver. Era bom se tivéssemos a oportunidade de nos encontrarmos. Por favor, envie-me o teu número. Beijos. Joâo.”

¿Joâo? Después de seis años. ¡Joâo! repetí y mi corazoncito al que creía dormido sintió una punzada.

Como vai você?
Que já modificou a minha vida
Razão de minha paz já esquecida
Nem sei se gosto mais de mim ou de você…
(Roberto Carlos)

¿Qué estarás haciendo ahora, Joâo? Seguro durmiendo porque de Lima a tu isla hay seis horas de diferencia, te empiezo a dibujar en tu departamento, yaciendo en tu cama, como un pastor al pie de un árbol, y me agrego en el cuadro, observándote desde arriba, como si fuera un ángel de la guarda que te cuida, ¿o más bien que te vigila? ¡¡Qué celos!! porque sé muy bien que no necesitas que nadie te cuide, vives sólo hace siete años y has viajado por decenas de países, “Marilia… Ja tenho estado em locais elevados” me dijiste cuando te advertí sobre el soroche.


Fueron tus ojos o tu boca
Fueron tus manos o tu voz
Fue a lo mejor la impaciencia
De tanto esperar tu llegada mas no sé
No sé decirte cómo fue
No sé explicarme que pasó
Pero de ti me enamoré
(Antonio Machin)

Te confieso que al inicio me gustaba tu amigo Marcus … y cada vez que él se me acercaba tú venías a arruinarnos el plan, jajaja, pero todo cambio aquella vez que en la disco pusieron salsa, y por más que insistí, Marcus fastidiado me dijo que no le gustaba, en cambio tú, vacilando e imitando a los demás chicos, me invitaste a la pista porque “Nós dança sozinho em Portugal”, pasó un rato y me confesaste avergonzado lo obvio: que no sabías bailar salsa, pero no me enojé, hacía rato había visto cómo habías superado las burlas de tus colegas y tus ojos pardos se concentraban con gran esfuerzo en seguirme los pasos.


Cómo gasto papeles recordándote
cómo me haces hablar en el silencio
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me vea, nunca contigo
y cómo pasa el tiempo que de pronto son años
sin pasar tú por mí, detenida…
(Silvio Rodríguez)

Hace casi seis años que te conocí en Chile, hace cinco años que nos encontramos en Portugal, hace cuatro meses que te volví a ver en Perú. Ya dieron las nueve de la noche, hoy no es ninguna fecha en especial, lo único singular es que luego de tanto tiempo, todavía me siento esperanzada cuando te pienso. Por eso secretamente me imagino que un día nos tropezamos en una ciudad ajena y volvemos a tener un dulce romance, volvemos a curar nuestras decepciones amorosas, nos volvemos a acurrucar en un sofá, vuelves a jugar con mi cabello, vuelvo a contarte cómo armé mi proyecto, vuelves a hablarme de tu padre, vuelvo a despertarte con un beso, vuelves a contarme tus avatares de catedrático, vuelvo a burlarme de tu español malo, vuelves a escribirme poemas en servilletas, yo vuelvo a cantarte al oído, volvemos a descubrir lunares gemelos en nuestras manos y volvemos a quedarnos dormidos…


Hoy que tenemos la oportunidad -la tengamos o no,
nos callaremos los dos: tú, por mí, yo, por ti,
por no enredar, !ya ves! ¿por qué será que lo hacemos?
Incluso, viendo llegar ese último momento,
cuando no queda tiempo, cuando no queda tiempo,
para decir, siquiera: "te voy a echar de menos"
(Alejandro Sanz)

“Vá com Deus” me susurraste, “nunca más voy a volver a verlo” pensé. El acto más valiente de toda mi vida fue darte ese beso inesperado (qué tonta, pero así fue), discúlpame no te quise avergonzar delante de tus colegas, mira que también me vieron mis amigos y los organizadores, se supone que nadie sabía que estábamos enredados, pero es tú volvías a esa manchita de tierra que luego busqué en el atlas, yo retornaba a mi ajetreada ciudad y Santiago de Chile se quedaba donde esta hasta ahora ¿esperándonos? Pero me alivió tu abrazo fuerte, fuerte correspondiéndome hasta me levantaste levemente en el aire, ¿te acuerdas? (es que eres tan alto) y te quedaste oliendo mi cuello, acariciando mi cabello, y como siempre hacías me diste un beso en la frente y en las manos; hace cuatro meses nos despedimos una vez más, ya no había lugar para una escena de película, nos dimos un accidentado beso en la mejilla (porque acá en Perú solo nos damos uno y ustedes dos, entonces yo gire mi cara a un lado y luego tú al otro y chocamos narices, en fin ¡qué incómodo! ¿verdad?) igual cumplí con desearte buen viaje, y viví ese terrible deja vú, de separarnos sin decir nada más que chao.


Estoy pensando que no tiene sentido
volver a encontrarme de nuevo contigo
estoy pensando que me doy por vencido
que todo se acaba mas yo no he entendido
estoy tratando quizas de olvidar
diciembre que no, agosto que igual
te he preguntado si algo paso
y nadie quedo para contestar
(Andrés Cepeda)

La última vez que un chico me besó las manos me sentí ofendida en silencio, me enojó ver que alguien hubiera copiado tu gesto… ¿Qué significaba? Nunca supe que fué todo eso para ti… si al menos me lo pudieras decir ahora… no importa si ya pasó sólo dime que fue, porque yo me enamoré de ti como una chibola monse (si no lo entiendes es jerga, asi dicen aquí)… al salir del aeropuerto, como buena tipa depresiva, compré un chocolate en un ambulante, nunca te pregunte si crees en el destino, yo un poco, y resultó que la golosina era brasileña y venía con una nota en portugués que decía: Tudo o que e bom dura o tempo necesario para ser inesquecivel.


No soy fan de Sanz pero, fue como en "Corazón Partío" él hubiera querido contar esta historia.

Ya lo ves, que no hay dos sin tres, que la vida va y viene y que no se detiene... Y, qué sé yo, pero miénteme aunque sea, dime que algo queda entre nosotros dos, que en tu habitación nunca sale el sol, ni existe el tiempo, ni el dolor. Llévame si quieres a perder, a ningún destino, sin ningún por qué. Ya lo sé, que corazón que no ve es corazón que no siente, o corazón que te miente amor. Pero, sabes que en lo más profundo de mi alma sigue aquel dolor por creer en ti ¿qué fue de la ilusión y de lo bello que es vivir? Para qué me curaste cuando estaba herío si hoy me dejas de nuevo con el corazón partío...

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domingo, 25 de mayo de 2008

Un meme...

¿Cuál es tu nombre? Marilia
¿Cómo te dicen? Mar, Marilia, Ojona
Nombre de hombre que te parece más feo: Los nombres huachafos, como los nombres extranjeros mal escritos
Nombre de mujer que te parece más feo: Bis
Nombre de mujer que más te gusta: Varios como Isabella, Serena, Brisa
Último libro que leíste: "Uselo y tirelo" de Eduardo Galeano
Último libro que dejaste inconcluso: "Es cuento largo" de Gunter Grass, es que es cuento laaargo
Libro que estás leyendo: Ahora ninguno de literatura, más bien juridicos

Última película que viste: Bourne el Ultimatum (en dvd pirateado... )
Última película que dejaste inconclusa: "Flores Rotas" era tarde y me dio sueño
Última película que te hizo llorar: Diamante de Sangre, fue la ultima pela que vi junto al que ahora es mi ex
Grupo o artista que morirías por ver: a los Beatles
Grupo o artista que ni loca irías a ver: No sé, seguro que a algún reggaetonero
Escritor favorito: Julio Ramón Ribeyro
Cineasta favorito: Me gusta el estilo de Alejandro González Iñárritu
Grupo favorito: Son varios: desde ABBA, Beatles, Soda Stéreo, EBS hasta BVSC y el Grupo 5 ¡!
Cantante masculino favorito: Me gusta la voz de Nino Bravo y Gustavo Cerati
Cantante femenina favorita: Whitney Houston y Laura Pausini
¿Beatles o Rolling Stones? Beatles!!
¿Verso o prosa? Hummm tiro más a leer prosa
¿Rock o salsa? Para bailar: salsa, para escuchar: rock
¿Pop o electrónica? Ninguno, pero si no hay salida, pop
¿Universitario o alianza? Universitario...
¿Democracia o autoritarismo? Democracia pues
¿Chelas o corto? Chelas si estoy bailando, corto si estoy conversando
¿Drama o comedia? Comedia, me gusta reirme
¿Verano o invierno? Verano, del invierno sólo me gusta la garúa.
¿Perros o gatos? Perros
Sabor favorito de helado: Francesca de Larizza y Flor de Pana de Zugatti
Restaurante al que te gustaría regresar: Uno donde hacían comida de Minas Gerais
Plato de comida que más te gusta: La criolla peruana, pero como buena chontrila me gusta el pollito a la Brasa!
Plato de comida que más detestas: Sopa de pavo y la sopa de chalona puajj
Restaurante que más te gusta: La Romana
Restaurante que ni loca regresarías: Burguer King
¿A quién te gustaría matar en este momento? A nadie
¿Qué te gustaría hacer antes de morir? Viajar por todo el mundo
¿Qué cosa cambiarías de tu vida? Nada
Si fueras músico, que instrumento te gustaría tocar: Quisiera aprender bien a tocar la guitarra.
Si supieras que mañana vas a morir, que harías hoy día: Una fiesta con toda la gente que amo
¿Crees en Dios? Si
Si pudieras elegir como morir, ¿cómo sería? De vieja, sin dolor
¿Con quien te hubiera gustado agarrar, pero nunca lo hiciste? No pues cómo voy a decir eso
¿Con quien no te hubiera gustado agarrar? Bis
¿Cuanto calzas? 36, 37, depende de la marca
Parte de tu cuerpo que más te gusta: mis manos, mis ojos
Parte de tu cuerpo que más detestas: Algunas zonas de mi piel
Color favorito: para vestir el rojo vino, celeste, rosado, verde, negro… luego me gustan todos
Programa de TV favorito: Friends (por siempre), Sex and the city
¿Tabaco o marihuana? Ninguna
Discoteca favorita: ninguna, casi no voy
Bar favorito: de los pocos q conozco, La posada del ángel
Tienda de ropa favorita: Cualquiera con buenas prendas
¿Refresco o gaseosa? Refresco de fruta, el que me hago en casa
¿Qué es lo más hermoso que te han dicho? Si lo digo quedo como panuda
¿Qué es lo más jodido que te han dicho? Que estoy gorda
Playa favorita: La Punta porque me queda más cerca
Viaje inolvidable: Todos tiene su encanto pero podría mencionar Huaraz (1999) porque fue la primera vez que viajé sola, Chile (2002) porque fue el primer viaje al extranjero.
Tu mejor profesor: Mi papá
Tu peor profesor: Uno chinche que tuve en primer año de carrera
Canción favorita para bailar: Me gusta “Te mando flores” de Fonseca
Canción favorita para chapar: Ay jaja, no sé, un merengue supongo para divertirse y de paso bailar pegadito, humm podría ser “Amor Narcótico” de Chichi Peralta
Canción favorita para ahogar las penas: Humm… “Solo he perdido un minuto contigo” de Ella Baila Sola, me parece optimista.
Mejores amigos/as: Varias personas, no los puedo mencionar a todos, porque son especiales y distintos (ja que floro!)
Playa o campo: Playa
Perú o el extranjero: Peru
Usa o europa: América, bueno ya Europa
Curso que más te gusto: En el colegio, Literatura; en la universidad: Derecho Internacional
Curso que más te aburrió: No me acuerdo.
¿CD o mp3? ¿No es lo mismo?
¿Zapatos cerrados o con hileras? Cerrados pero si hace mucho calor hileras nomas
Canal favorito de tv? Humm, Sony, pero casi no veo tele.
Periódico favorito: El Comercio, que queda pues
Deporte favorito: Basket
¿Chela favorita? Pilsen Trujillo
Último disco que has escuchado: No me acuerdo, uno de Keine
Último disco que te ha gustado: “Para que no se duerman mis sentidos” de Manolo García
Último grupo que has descubierto y te ha fascinado: Fito y los Fitipaldis (me han dicho que ya se retiraron buu)
¿Color de ropa interior favorito? Color pastel
¿Personaje de la TV que más detestas? Casi todos los de la TV peruana.
Si escribieras una autobiografía, ¿cómo la titularías? "Por qué Marilia tiene los ojos tan grandes", jeje

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viernes, 16 de mayo de 2008

Recuperando desayunos



Han cambiado el horario de entrada y ahora debo ir más temprano al trabajo, lo cual me parece genial porque evito un poco de tráfico (pero sólo un poco!). En consecuencia también salgo antes de la oficina para estudiar (qué nerd) y llego a casa sin el hambre que me hacía devorar directo de la olla.
Este es un pequeño detalle del que no me habría preocupado en comentarles si no fuera porque el domingo, al despertarme, encontré a tientas mis gafas y tomé la cajita de bombones que improvisadamente había comprado un par de días antes. Aún con la pijama puesta y con mi aliento a perro estuve a punto de tocar la puerta, pero me volví como si alguien me hubiera llamado a susurros: vi mi guitarra yaciendo en un rincón…
No es mala idea, pensé.

Regresé ante la puerta y entoné: “Estas son las mañanitas que cantaba el rey David, a las muchachas bonitas… “
Como era de esperarse mi madre me recibió con una sonrisa angelical, gracias hijita!!, No de nada… Feliz día.
Me quedé un rato observando la delicadeza de aquellos dedos que descubrían lentamente los bombones, lo primero en lo que yo me fijaba en una mujer eran sus manos, tu mamá tiene bonitas manos, que felizmente, ustedes han heredado, ¿Quieres uno? Primero come tú pues mamá, es tu regalo, dije sin poder evitar un sentimiento de culpa. Ahora que ando más misia que nunca, fui bombardeada como casi todos ustedes con la cruel publicidad del día de la madre. Digo cruel porque me sentí la peor hija del mundo por no poder comprar ningún electrodoméstico gigante, ni separar una cita en un salón de belleza, ni adquirir alguna joya o prenda elegante que mi madre pudiera lucir en su día. ¿Y qué quieres hacer hoy? Podemos ir a almorzar a un lugar bonito y luego comprarte algún regalo (que no pase de 50 lucas por fa')… Lo que tú quieras está bien, hijita, hummf, habla pues mamá, di a dónde quieres ir, a donde tu quieras, ah entonces nos quedamos acá, nos encerramos en casa, total, todo el mundo sale hoy, todo está lleno… jaja, esta bien, yo sólo quiero un desayuno largo contigo hijita ¿qué es de tu vida? ¿Qué novedades? Con este nuevo horario de tu chamba ya nunca hablamos, pasan días enteros sin verte…
Ya empezaba a sentirme en un comercial trillado del día de la madre. Puaj! So, inicié mi fuga de la habitación, cuando, otra vez me volví como si un susurro me hubiera llamado… ¿qué es de tu vida?
Licenciatura, maestría, trabajo, diplomado, clases, salidas… si bien me gusta estar en muchas cosas, había olvidado que la gente más ocupada es la que tiene tiempo para todo, caí en cuenta que hacía semanas que no hablaba con mi madre, el nuevo horario del trabajo había hecho que nuestra charla diaria en el desayuno desapareciera y yo, yo ni lo había notado.
Preparé con cuidado un jugo de papaya con maracuyá, también una tortilla que tanto le gusta y nos quedamos durante horas hablando: sobre mis nuevos amigos en el trabajo, sobre ese singular profesor de la maestría que emociona en la cátedra, de sus amigas de la parroquia, de las novedades con mis primas, de la visita de Katia, …
Al mediodía llegó mi hermana y mi padre para almorzar, puedo resumir diciendo que la pasamos muy bien, conversamos mucho, hablamos y bromeamos, he estado tan ocupada que creo que había olvidado ese placer familiar.
En fin, dejándome de justificaciones prometo comprar un mejor regalo el próximo año.

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miércoles, 30 de abril de 2008

Me jode que...

Ya escribí una entrada muy fresita sobre las cosas que me gustaban, pero hoy, pasé por una situación que me impulsó a venir de inmediato a chancar mi teclado y redactar esta entrada.

Pues resulta que yo, como todos los abnegados limeños, sufro por las desorganizadas remodelaciones de vías en nuestra querida Ciudad de los Reyes, lo cual ME JODE.
Perdón si la expresión es muy agresiva, pero me jode salir a la hora prevista y tener que esperar cerca de 30 minutos en medio de un tráfico injustificable. Por eso, mientras era aplastada contra la ventana por el sobaco de otro pasajero, me prometí escribir sobre las cosas que me joden: las que me revientan, las comunes y corrientes, y aquellas otras singulares.

Es así: cuando llega la inspiración, llega, y no es recomendable dejar que se esfume porque así puede que se pierda alguna joya literaria.

1. Me jode que me hable la gente extraña (sea hombre, mujer no importa... ni el taxista que me está llevando, ni la señora que esta delante de mí en la cola).
2. Me jode ver a un conocido desde el otro extremo de la calle. Significa que durante todo el trayecto hasta su encuentro debo empezar a caminar bonito, sonreir, examinar disimuladamente como luzco; sólo para luego decir "hola" y pasar de largo.
3. Me jode la gente que habla lanzando palabritas en inglés. Esta bien, puede que yo lo haga pero no me la paso asi: "Wait, yo le dije, are you kidding? hoy no vamos a salir, no way!, como insistió le dije don't freak out iré contigo". (Ajam, se puede apreciar que mi interlocutor sólo llegó al básico III).
5. Me joden los gileros con pose de James Bond. (Esta bien, alguna vez me engatuzaron pero ¡ya no!)
6. Me jode que a mis cortos y primaverales 25 años me llamen: "Señora". Ta que…
7. Me jode que me digan: "¿Por qué una chica tan bonita como tú no tiene novio?". Acaso esperan una confesión tipo: "Bueno, es que asesiné al último" o "En realidad no soy tan bonita, esto es una máscara".
8. Me jode cuando la gente, a sabiendas que una es católica pero muy de vez en cuando va a misa, te dice: "Yo era católica, pero me cambié a la religión tal y ahí ¡sí conocí a Dios!"... Hummff, tu testimonio de vida para otro lado ok?
9. Me jode que siempre me inviten aceitunas como bocaditos en las fiestas, es la cosa más horrible del mundo, pero ni modo las como para que el ron no se me suba a la cabeza.
10. Me jode que el trago favorito de mis amigos sea el ron, caray, no me gusta el ron!
11. Me joden los Doritos (por qué a la gente le gusta un bocadito con olor a pezuña?), también me jode que por equivocación le echen mostaza y ají a mi salchipapa, las detesto!
12. Me joden los chicos que no saben bailar salsa y que tienen el descaro de invitarte una pieza, tampoco los que no te advierten de dicha discapacidad y permiten que hagas el ridículo en la pista.
13. Me joden los chicos que sí saben bailar salsa y que te hacen dar mil vueltas sólo para poner en evidencia que una no sabe.
14. Me jode que interrumpan mi apreciado sueño de belleza por las puras y encima me pregunten: ¿Estabas durmiendo?... Taradupido.
15. Me joden los chicos que escriben con faltas ortográficas "Haber tu foto?" "Es que tengo que travajar", bueno, suelo tolerarlo en mis amigos, entiendo el apuro al tipear pero que un individuo me quiera afanar diciendo: "Bamos al cine?"... NOOO, SEÑOR!!
16. Me joden las cadenas (a menos que sean demasiado graciosas y se trate sólo de un texto).
17. Tambien las animaciones en Power Point, olvídenlo, nunca las abro, van de frente a la papelera.
18. Me jode caminar cerca de una cancha de fulbito... siento que me va a caer un pelotazo en cualquier momento.
19. Me joden los cohetes, los de lucecitas puede ser, pero digo yo, por ejemplo los de las procesiones... ¿Cuál es la gracia de reventar cohetes que meten pura bulla? ¿Por qué la contaminación sonora?
20. Me jode el acento peculiar que adoptan los periodistas cuando narran sus reportajes, es la cosa más rara y posera del mundo.
21. Me jode la calata gigante de Brahma con la que siempre me tengo que topar en la bodega del chino... la odio!! regia, maldita.
22. Me jode que la gente fume cerca de mí... se me irritan los ojos (recuerden que uso lentes de contacto), mi cabeza se envuelve en una nube y termino oliendo a tabaco puaj!! Pero casi todos mis amigos fuman, ni modo…
23. Me joden las palabras que inventamos los abogados como: obligacional, evitabilidad, postdelictual...
24. Me jode la gente que no tiene correa para mis bromas.
25. Me joden los rollos que se me salen por los costados... listo lo confesé.
26. Me jode que la gente crea que mi apellido paterno es mi segundo nombre, es mi apellido caray!!, mi apellido materno es compuesto, no es que tenga tres apellidos.
27. Me jode la mediocridad del futbol peruano y que hagan una fiesta nacional por un gol o un empate, por favor… (chicos, recuerden: 5-1 con Ecuador... )
29. Me jode comprar en una tienda abarrotada de gente.
30. Me joden los peluches... Serán un detalle muy bonito pero a la larga se llenan de polvo, ocupan demasiado espacio y no sirven para nada.
31. Me joden los payasos, me dan miedo (me refiero a los que se pintan la cara y animan fiestas infantiles, por si acaso).
32. Me joden las chicas que se hacen las tontas, son una vergüenza para nuestro género.
33. Y Por supuesto: me jode que a última a Castañeda se le haya ocurrido remodelar las pistas, entiendo que era necesario, pero porque tan poca falta de previsión?? Me JOROBAA!

Bueee... vine con bastante que descargar ¿eh?

¿Y a ustedes que les jode?

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lunes, 14 de abril de 2008

Astronauteando 1

Ayer estuve apuradísima, haciendo unas compras en el Wong de Plaza San Miguel. Ayer domingo. El mejor día para hacer un par de adquisiciones rápidas en un supermercado colmado de tías con carritos repletos de comida enlatada, niños que te atropellan llorando por un helado convirtiendo tu camino un concurso de obstáculos, viejitos que no deciden qué desodorante llevar deteniéndose en medio del pasadizo y tipos que a última hora se les ocurre pagar con tarjeta de crédito haciendo de tu turno, que era casualmente el siguiente, se vuelva una espera interminable.
LO PEOR: Como ya estaba frente a la cajera, había vuelto a poner en su lugar la "Vogue" con la que estaba ocultando mi bochorno y en la cual ni siquiera pude terminar de enterarme quienes fueron las mejores cincuenta mujeres vestidas de la historia, fundamental información...

Sumergida en este laberinto que irónicamente era amenizado por una suave música de saxofones (no tengo idea quién será el encargado de poner las pistas en Wong). Fui en busca de un buen Pisco y unos chocolates para Jôao. Como buena peruana, siempre regalo este trago a los amigos extranjeros que tengo. Se hacía tarde. Permiso, señor, ¿Dónde es la sección de tragos?, estoy con la hora, ¿a la derecha, dice?, gracias, ya mamita vamos a encontrar a tu mamá, ¿es ella? bien, bien, ¿los dulces, donde están? Llevaré los de Ibérica, se hace más tarde, este pasadizo es un embotellamiento, perdón, aysh, permiso, disculpe no quise botar su cerrito de latas, permiso... y ¡listo! ¿Listo? Sonó como cuando mi madre abre la persiana de mi cuarto con furia, ¡algo se ha roto!, no, nada se rompió... fueron los broches de mi blusa que al engancharse con uno carritos la abrieron toda, he ahi yo, en medio del tumulto, con la blusa abierta, exponiendo mi sostén de elefantitos, cual si fuera una misteriosa vendedora de relojes.
El viejito dejó de buscar su desodorante, la chibolita me miro con extrañeza, el chico del almacén contuvo una sonrisa, el señor me miró con morbo y acomodó sus gafas. Me volví hacía otro lado para acabar con el espectáculo que había provocado esta "la blusa de porquería", como murmuré en ese momento. Pero ahí me esperaban toda la fila de cajas registradoras repletas de compradores que empezaron a aplaudir... "Feliz cumpleaños señora Jiménez..." dijeron en los altavoces. Por un momento no sabía si ovacionaban el onomástico de la dueña de la tarjeta Bonus o mi exhibición.
Uno, por uno, empecé a abrochar "la blusa de porquería", parecía la manualidad más lenta y complicada que había tenido que cumplir. No, Marilia, por favor... me dije, pero muy tarde, el rubor me había subido a la cabeza... Con el telón cerrado, mejor dicho mal cerrado porque puse el primer broche en el segundo y asi sucesivamente en toda la blusa, me dirigí a la cola. Algunos me observaban con curiosidad. No es por posería pero mientras espero mi turno, suelo revisar la "National Geographic", me quedo mirando las fotos tan increíbles que publican, son un placer para la vista. Sin embargo elegí la "Vogue", la más grande que podía cubrir mi rostro.
Tuve que esperar que la tarjeta de crédito de mi antecesor en la fila se registrara en la caja para luego pagar apurada: no, no he traido bonus, solo boleta, en soles, sí, sí deseo donar todo el vuelto a Cáritas, gracias! Debo añadir que la cajera no llego a hacerme ninguna de las preguntas.
Fuera del local, cruzando la pista, me reí de mi misma: "...lo que he tenido que pasar por tí, Joâocinho" y repetí en mi mente: "es que yo fui astronauta"...
Ah... y el sostén de elefantitos no lo elegí yo, me lo regaló una prima porque no le quedaba.

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miércoles, 2 de abril de 2008

Total que ni quería yaaa

- Hola... ¿Y qué tal la semana?
- Bien, ya te imaginaras, full chamba... ¿y tú?
- Bien, también, he avanzado con las primeras clases…
- ¿Vamos a comer algo?
- Mejor vamos a caminar -si lo voy a chotear no quiero que me invite nada-

Silencio, salvo las bocinas de los autos, los gritos de los cobradores, los murmullos de los transeúntes que cruzan como fantasmas, pero silencio entre los dos.
- ¿Nos sentamos acá?... El parque Kennedy siempre está lleno ¿no?
- Es fin de semana, todo el mundo aprovecha para salir... ¿Qué pasa?
- Bueno no pasa nada, más bien, si, bueno si, no, ehh es que mira la verdad, tu me gustas ya, me caes muy bien, tienes muchas cualidades, pero -¿cómo fue que me dijo la gata en el tejado?- ah! hum, pero creo que somos muy distintos y te he tomado cariño pero creo que no servimos para tener una relación romántica… este, claro que tenemos mucha química pero ni bien te pienso como pareja… eh, como que me vuelvo más exigente y pues me doy cuenta que no funcionaríamos…

Ok, creo que así está bien, total, el chico es bueno pero no es pues -decía yo y una gemela mía repetía al unísono en el espejo- no me voy a maquillar demasiado, voy a ir así nomás a la zapatilla... primera vez que ensayo una terminada, si se le puede llamar así claro...

- Hola... ¿Y que tal la semana?
- Bien, ojitos lindos, tuve harta chamba, cerramos varios convenios… ¿y tú?
- Bien, también, he avanzado con las primeras clases…
- ¿Vamos a ver una película?
- Mejor vamos a caminar –como dije, si lo voy a chotear no quiero que me invite nada-
- ¿Caminar? Mmm… ¿Qué pasa Marilia?
No hubo silencio, se la pasó preguntando hasta que por fin encontramos una banca.
- Deja que nos sentemos, no pasa nada… El parque Kennedy siempre está lleno ¿no?
- Sí, sí, sí, todo el mundo viene acá ¿¿Qué pasa??
- No, nada tranquilo, bueno… bueno es que…
- No sé si es mi imaginación pero en las últimas salidas te he sentido distante…
- Ehhh… sí un poco, sucede que…
- Y verás, Marilia, tu me pareces una chica genial, A-1, como dirían, eres inteligente, guapa, divertida, has estudiado la misma carrera que yo, así es que me comprendes mucho mejor que otras personas pero me parece que hay demasiadas cosas que te guardas, sospecho que algo te jode y te lo guardas.
- Sí, la verdad, este, mira yo…
- Hay otra cosa que también me inquieta es que eres demasiado independiente para mi gusto, yo siento que doy demasiado y no recibo nada, no es que espere algo a cambio ¿no? Pero ¿te has dado cuenta que nunca me has dicho que me quieres? Eres súper dulce y cariñosa, pero nunca lo has dicho, no siento que me correspondas y eso me hace sentir muy mal porque de verdad yo quería una relación contigo pero siento que cuando estás conmigo te limitas a observar yo no sé de pronto me miras con tu cara de decepción y yo no sé que he hecho…

Era cierto, si bien le insinué mi incomodidad por sus actitudes, jamás le había dicho que lo quería. Curioso.

- Sí, me guardo muchas cosas… (Ay si supieras que te he rajado en un blog).

- Y por eso, Marilia, creo que ya no debemos seguir saliendo porque tu forma de ser es como es, y yo no la voy a cambiar, de veras, tu me gustas mucho, pero no puedo contigo la verdad yo no podría lidiar con una novia como tú, así tan distante, y la verdad yo no soy lo máximo pero te digo he choteado a otras cinco chicas de mi oficina que querían conmigo, pero ahora me doy cuenta que contigo todo se apaga, no muestras interés la otra vez llegué tarde a propósito y me recibiste de lo más tranquila, ni me reclamaste pero por otro lado criticas todas mis manías, no eres tolerante para nada…

¿Tarde? Bueno es que no era para tanto, o sea el pata quiere que le haga un berrinche... ok, eso tendrá.

- ¿Quieres que sea más expresiva? ¡ok! Me jode que te hayas salido de la cola del cine como tres veces porque no tienes para las entradas ¿por qué me invitas si no puedes pagar?; me jode que te hayas sacado la plata de la media (¡qué nivel!) y me hayas insinuado que vivo en una zona peligrosa, tantas veces hemos caminado por ahí hasta muy noche y nada ha pasado; me jode que me hayas llamado a las 3am para vigilarme, ¿tienes complejo Truquini o que?; me jode que no me hayas felicitado por la beca en el curso, ¿tienes idea con cuanta gente competí?, sólo piensas en ti y en que esté disponible para irme a chupar contigo; me jode que me invites un trago y ni siquiera hayas guardado para tu pasaje ¿por cierto cuándo me vas a pagar?; me jode que le hayas dicho a Alicia y a todos que le ibas a regalar una cuna por su babyshower, que por eso no te ibas a unir a la chanchita que estábamos haciendo para el coche, y que a las finales no le hayas dado nada, ni un roponcito; me jode que me digas que voy a perder el tiempo como profesora universitaria, que voy a tener que buscar un marido con plata para sobrevivir, así haya sido broma, me llegó; me jode que aplaudas cuando te rías, entiendo la euforia de una carcajada, pero ¿todo el tiempo? derribaste la bandeja a un mozo ¿te acuerdas?; me jode que me hayas dicho que seria bonito que cuando vaya a tu casa me ponga a lavar los platos con tu mamá (¿¿Qué??); que pienses que si tu esposa no lleva tu apellido es porque no te quiere; que jode también que me hables tanto de tus ex, tambien me llega que digas que soy una cucufata porque sólo me he acostado con los que han sido mis enamorados, yo entiendo que puedas tener mil y un defectos, al inicio sí, me gustaste mucho, pero te he conocido mejor y ya me dejaste de gustar, y la verdad no pretendo cambiarte porque no me parece justo perder el tiempo en reeducarte, remodelarte o que se yo, ese trabajo le correspondió a tus padres en un momento, ok?, yo no voy a tratar de convertirte en el hombre que NO ERES, tal vez debería acpetarte como eres pero no puedo, sorry, no puedo, no puedo TOLERAR, veras hay cosas y cosas...
- ¿Qué? Estás loca ¿no?... las mujeres están locas… Marilia no pensé que te ibas a poner tan picona...

Me quedé sentada en la banca, acompañada de la breve brisa que colaba un árbol y viendo pasar a jóvenes familias, a algunas otras personas distraídas y a varias parejas que por momentos me parecieron cachacientas al atreverse a compartir cariñosamente el rico arroz con leche frente a mí. Reflexionando me di cuenta que si pasé más de un mes con Juan fue porque hacía casi un año que había terminado con mi último enamorado y no había vuelto se sentirme querida. Qué egoísta de mi parte.

Tanto ensayo para que al final me echen moco, pensé, Bue, ¡ni modo total que ni quería!.

Piconaza.

De vuelta a casa, Dana me recibió con saltos y contenta moviendo la cola, sentía alivio de abrazar su cuerpito peludo, sus lamidas en mi oreja me consolaron un poco de la tristeza que aún sentía por el desenlace de la noche. Creo que fui demasiado dura con él, murmuré. Me puse a revisar el mail, estuve a punto de vaciar sin mirar mi bandeja de correo no deseado pero se me ocurrió ver si entre las publicidades de viagra y de cursos de inglés había llegado algo interesante:

Olá, vou estar visitando Cusco (Machu Pichu), com um passeio, eu acho que vai ficar um par de noite em Lima. Espero que você possa ver. Era bom se tivéssemos a oportunidade de nos encontrarmos. Por favor, envie-me o teu número. Beijos. Joâo.

¿Joâo? Después de seis años. ¡Joâo! repetí y mi corazoncito al que creía dormido sintió una punzada.

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jueves, 27 de marzo de 2008

PEQUEÑOS detalles por los que te quiero chotear

Pasa el tiempo y los años nos enseñan no hay hombre perfecto.
El príncipe de la Colina nunca existió, era el tío William, Albert, un pata viejo con look de andrajoso que nunca se afeitaba, ahh pero de corazón muy grande (recuerden que adoptó a Candy). Y el hombre perfecto para ella resulta ser más bien un chico imperfecto: Terry, qué churro era ¿no?, era el rebelde, fumador, orgulloso, burlón, pero sensible y sincero (se quedó con Susana... ches...).
Cuando descubrimos ciertos defectos en el otro y aún así lo aceptamos, es cuando uno empieza a amar, porque ¡vamos! sólo mirémonos al espejo: no somos perfectas.

Así pues, creo que en mi vida que me he enamorado hummm... tres veces. La primera: de mi primer novio Ignacio, claro está. Tuvimos una relación saludable, llena de tranquilidad, confianza y comprensión que cuando acabó, si bien me dejó muchas lágrimas, me dió algo más importante, una amistad que dura hasta hoy. La segunda vez: me enamoré de un ser que yo describiría como celestial, la versión masculina de la Beatriz de Dante Alighieri, nunca fuimos novios pero Joâo y yo tuvimos un fugaz romance que sólo duró los escasos 10 días del viaje que hizo que nos conociéramos, poco más de una semana bastó para quedar prendada de él y resucitada de mis despechos. Y la tercera: de uno de mis mejores amigos, Julio, con el que nunca tuve nada "¿Ni un chape Marilia??", "Ni un chape..." la explicación fue que nos enamoramos a destiempo, primero uno del otro y cuando uno tiro la toalla, el otro se enamoró... Ironías de la vida.

Entonces... ¿de qué quería escribir? ¡Ah! Ah ya... (Gracias, si aún estan leyendo). Luego de estos tres enamoramientos, además de los otros dos novios que tuve y a los que creí amar, uno en un arranque de lástima y el otro de aferración, pues se acaba por aprender,a tolerar, a comprender, a aceptar, a apreciar, en suma a amar...

Por eso nunca tuve reparos en empezar a salir Juan, a pesar de los comentarios que me hicieron "¿Con el feo?? No pues Mar, tú das para más...", "Está medio maltratadito eh... ", "¿Cuál ese? Pucha parece tu tío jaja...". Hice caso omiso, si bien era cierto que Juan no era un Adonis, tenía otras cualidades que me hacían considerarlo como un potencial prospecto. Juan no era perfecto, pero era un chico inteligente, cuántas veces flotando en el aroma de un café mantuvimos las más interesantes conversaciones; era estudioso en la universidad y ahora muy trabajador, siempre preocupado por hacer bien las cosas y cumplir a tiempo, no por nada recién egresado consiguió un puesto altísimo en una de las empresas más prestigiosas de la Lima; divertido y bohemio, no se hacía problemas en quedarse tomando un vino, o esperar la madrugada bailando. Está demás decir que congeniamos de inmediato. Yo solía pensar que si me hubiera dejado llevar por los comentarios no habría tenido oportunidad de conocer a un chico tan especial, y, mirándolo bien, feo, feo no era, era más o menos, ¡salud! no era un churro, era normal, no es de los que te hacen girar la cabeza, ¡salud! es más tenía bonita nariz, buen porte, era lindo... ¡salud! a esa conclusión llegué luego de acabar con él una botella de vino en La Posada del Angel. Supongo que leyo mi pensamiento, porque en ese instante se acercó y me besó. Al poco tiempo escuché sus tequiero, teextraño, y los memuerodeganasdeverte.

Como dije al inicio, pasa el tiempo y nos damos cuenta que no hay hombre perfecto. Pero no hay que decepcionarnos, basta con ser tolerante.

Desde finales de febrero hasta ahora nos estamos frecuentando, nuestros amigos creen que somos novios y nosotros no lo desmentimos... "los dos cogidos de la manos por las calles, y regalándonos mil besos en cada rincón..."

Sin embargo vuelvo a repetir no hay hombre perfecto. Y para que vean que el titulo tiene que ver con lo que escribo en el post procedo a anunciar ¡Que paaaseeen los pequeños detalles!

PEQUEÑO detalle número uno:
¿No sabes cómo llegar a mi casa? Yo te recojo en el paradero, dije en el celular. ¡Hola!, le di un beso en los labios y tomándolo de la mano entusiasmada empecé a contarle, te voy a llevar a una pastelería de acá por mi casa donde venden unas tortas riquísimas, de vez en cuando como ahí, son buenazas... ¡Espera! me dijo, ¿qué haces? respondí, se estaba agachando como para amarrarse los zapatos... ¿pero qué? ¿qué es lo que veo? Juan se sacó un par de billetes azules de la media, lo miré estupefacta, es que yo no sé que tan tranquilo será tu barrio pues, derrepente me asaltan... por eso pongo ahí mi plata , dijo en un tono despectivo.

PEQUEÑO detalle número dos:
¿Y si vemos una película? decía un mensaje suyo. ¿Nos encontramos en Cineplanet a las 8 p.m.? Perfecto. Besitos! Caminando del brazo y distraída por las luces multicolores de las tiendas lo escuché decir que cuánta gente, que qué fastidio, que qué calor, que qué ajetreo... entonces vayamos por las entradas, sugerí sonriente. No hay buenas películas... claro que sí... se acercó a la caja conmigo sostenida de su cintura y faltando una persona para que lo atiendan, se metió la mano al bolsillo empezó a contar las monedas en la palma y sentenció: "No me alcanza... vamonos a caminar nomas".

PEQUEÑO detalle número tres:
¡Tengo una buena noticia! A ver ojos lindos, dime... ¡Me han dado una beca para hacer un curso de especialización! ¿en serio? Sííí, ¡me seleccionaron!, lo voy a llevar por tres meses y será todos los sábados de 8 a 12m... ¿qué te parece? ¡Ya te fregaste!, ahora no vas a poder salir los viernes conmigo... dijo fastidiado.

PEQUEÑO detalle número cuatro:
No creo que nos podamos ver este sábado porque tengo que acabar de corregir unos trabajos, ¿qué tal el domingo? Esta bien, no hay problema. A las 3 a.m. mis sueños fueron interrumpidos por un número desconocido que me reclamaba en el celular. ¿Sí?, Balbuceé, ¿Marilia?, Sí, ella habla... ¿Cómo estás linda?, Durmiendo ¿Quién habla?, Ah ya... uno de tus admiradores, ¿Quién?, Adivina pues... di nombres, no, no sé, dime quien eres, adivina, no, dime quien eres, no, esta bien te dejo dormir, chao.
Luego de una semana se me ocurrió comentarle, No sabes Juan, la otra vez me llamaron de madrugada de un número desconocido... Eh... sí, era yo, ¿tú?, Quería saber a dónde te habías ido... Pero te dije que me quedaría trabajando... ah pero uno nunca sabe con las mujeres pues.

PEQUEÑO detalle número cinco:
¿Vamos al Cocodrilo Bar?, hummm no... me da flojera (no vaya ser que no le alcance como en el cine), oye vamos, ¡los tragos son buenos ahi!, no, hay que quedarnos acá viendo una pela en mi casa, ¡vamos!, sabes qué... si estas gastado no es necesario que vayamos ahí... ¿¿¿Qué??? ¡¡¡Pero si acabo de cobrar!! Mira, mira, sacó su billetera y me la mostró, oye ¿qué te pasa? yo no quiero ver tus billetes, ¡pero vamos pues!, hummfff, ya ok, vamos... ¡pero no te engrías pues ojitos! ¡vamos a divertirnos!
En la madrugada, de vuelta a mi casa, chao Juancito, gracias, al final creo que la pasamos bien ¿no? Sí... oye Marilia, que, ¿me prestas cinco soles para mi pasaje?

Tripulantes: hice una lista de quince detalles, pero, creo que ya no vienen al caso contarlos. La conclusión es que por más que me quiera Juan, por más buena gente que él pueda ser.
No me imagino.
Por más tolerante y comprensiva que yo trate de ser.
No me imagino.
Bien dije y repito no hay hombre perfecto, pero no puedo seguir saliendo con él.
No me imagino lidiando con un novio así.

La ilusión y el romanticismo inicial se han acabado, fueron aniquilados por estos detallitos como si se trataran de pequeños virus que enferman y matan a un gigante, tengo que decirle que ya no lo aguanto, QUE YA ME LLEGÓ, no, mejor sólo le digo que debemos dejar de vernos... no sé que pretexto usar, no sé si decirle o no de todas estas situaciones que tanto me joden: mostrarme la billetera... ¿¿¿Dónde se ha visto??? (esa frase es de mi abuela) pero siento que explicarle no tiene caso, este ejemplar es así y no va a cambiar.

Hemos quedado en vernos este fin de semana.
Ya les contaré.

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martes, 11 de marzo de 2008

No estoy loca, Dr. Psiquiatra…

…el niño se encuentra en una fase exploratoria de su cuerpo, se está conociendo y es natural que le dé pena, que es muchas veces confundida con miedo por los padres, por el eso el niño no quiere hacer sus necesidades en el inodoro, porque ahí ve cómo su excremento se va por el water, y como para él eso es parte de su cuerpo, le da pena, tristeza, ¡angustia! ver que tiene que alejarse de sus heces: por eso los padres debemos ser comprensivos y explicar a nuestros hijos que esta bien dejar ir al excremento y es más hasta se les puede decir que se despidan de su caquita para evitar frustraciones posteriores, chau, caquita, chau…
¿Despedirme de mi caca? ¿Juat de jel? O mejor dicho ¿Qué demonios he escuchado decir al psicólogo? Muchas gracias por esta interesante intervención y aquí terminamos el programa, no se olviden amigas, mañana conversaremos sobre los niños hiperactivos… Apagué el televisor, yo sólo tenía 13 años pero me quedé pensando ¿despedirme de la caca? ¡¡FUERAAAA, puaj!! ¡¡Nada que ver!! Hoy regresa a mi memoria el episodio y les digo: admiro la psicología como ciencia y ante cualquier eventualidad no dudaría en buscar los consejos de un profesional pero es el argumento más incoherente que es escuchado: despedirse de la caca para no entristecerse, a ver pues, que levante la mano quien no lloró un adiós…
Pues yo les digo, de muy chiquita prefería hacer pis en la bacinica ¿por qué? Porque me daba miedo caerme por el inodoro, así de simple, luego entendí que eso sería imposible. He ahí la explicación.

Yo diría que de todas las veces en que me he encontrado en una disyuntiva, el 90% de ellas ya sé qué debo hacer, cuando busco el consejo de alguien, en el fondo ya sé cuál decisión que debería tomar y cuáles son mis sentimientos, ojo no me panudeo, sólo que en mayor parte son tan bochornosos, ridículos y tal vez poco sinceros que me cuesta admitirlos. Así como me costaba admitir que tenía miedo de caerme por el water, ahora me cuesta admitir que tengo ganas de estamparle una patada a mi hermana, me cuesta admitir que salgo con un chico sólo por aburrimiento, me cuesta admitir que me gana la flojera, etc, etc, etc y muchos etcéteras más. Mientras tanto invento mentiras blancas como que el inodoro es muy alto, mami; o, que mi hermana es una chinche insoportable, o que estoy confundida por eso no dejo de llamarlo, o que tengo tanto pero tanto trabajo… y seguro que para muchos psicologos es parte de su profesión descubrir que hay detrás de todas estas justificaciones.

Por eso aquella tarde cuando vi llegar lo inminente pero no imposible, me encontré dentro de ese 5% restante porqué sentí una pena al parecer inexplicable. No temía que mis padres me hayan dejado de querer, ni mucho menos ser la culpable del asunto, sólo sentí lástima. Debió haber sido porque los sentimientos son diferentes según la edad que tengas cuando tus papás te dicen que se van a separar, yo con 17 años, sólo me quedó sentar mi cabeza y callar. Pasaron los días y las semanas, en casa había un ambiente a velorio recién mudado, y yo aún me encontraba descubriendo a cuál era el origen del sabor este trago amargo.

Señores psicólogos acá les alcanzo una explicación a ver si les ayuda en el tratamiento de un adolescente confundido.

En la Pre San Marcos luego de mi clase de Lógica, ví entrar al profesor de Química, en vez de tomar la siesta acostumbrada al fondo del aula, tome una hoja y me dediqué a hacer simples premisas cómo: me da pena que mis papás se separen, ¿por qué? Porque ya no podremos estar juntos, pero… hemos pasado juntos la navidad y el cumpleaños de mi papá. Entonces… volvamos al inicio: me da pena que mis papás se separen ¿por qué se han separado? Porque se pelean mucho, porque ya no se llevan bien, porque ya no están enamorados… porque ya no están enamorados, enamorados, dije con resignación. En consecuencia, si se casaron y se juraron amor eterno frente a un altar y ahora ya no están enamorados, quiere decir que –de acuerdo a las supuestamente siempre acertadas novelas mexicanas- mis padres no eran el uno para el otro, y si no eran el uno para el otro, quiere decir que, dibujé una flecha entre las oraciones, lo que tuvieron no fue amor verdadero. Por lo tanto, si se hubieran conocido mejor y se habrían dado cuenta que no eran la media naranja del otro, seguramente habrían terminado casándose con otra persona y habrían tenido un matrimonio mucho más feliz y duradero. Y como producto del matrimonio de mis padres nacimos mi hermana y yo… veo como resultado que nosotras ¿qué fuimos? ¿Consecuencias de un error? Por más ridículo que parezca terminé cuestionando mi propia existencia y he ahí la real explicación de mi tristeza. ¿Estaré loca? Pensé llegando a casa. Encendí la radio buscando una respuesta: No estoy loca, Dr. Psiquiatra, no me diga tonterías, Dr. Psiquiatra, yo le pagaré la cuenta, Dr. Psiquiatra... me reí entre lágrimas por la coincidencia. Veía con impotencia el duro tramo que estaban atravesando mis papás y me preguntaba si hubieran tenido oportunidad de elegir mejor, seguramente no estarían pasando por eso, pero lo que más me dolía era pensar que de haber ellos elegido mejor yo no habría existido.

Nunca –hasta hoy- le dije a alguien mis conclusiones, ni siquiera consulté un psicólogo (seguro debí hacerlo). Luego, por supuesto, encontré mis propias explicaciones de consuelo: que la duración de un matrimonio es una convención social, que no necesariamente es una separación es un fracaso, que mi hermana y yo no somos errores, que fuimos fruto del amor de mis papás, que si yo no hubiera existido, quién habría sido la mejor amiga de Mónica, quién habría evitado que a Fiorella la atropelle aquel auto, quién le habría arrancado tantas carcajadas a mi mamá, quién había cuidado de los geranios tan lindos del jardín y quién etc, etc (y más etcéteras como dije antes).

Sin embargo en una ocasión almorzando con mi familia paterna, un tío le dijo a mi padre: “Leo, no está en forma porque nunca juega fútbol, jaja, hubieras tenido un hijo más, un varoncito pues para que te tenga en fá!” le siguieron las risas de los presentes, no sé que tan pertinente o no fue el comentario de mi tío pero mi papá sin inmutarse y sonriendo dijo: “No, mano, para qué, yo no cambio absolutamente nada de lo que tengo” y me tomó cariñosamente de la mano observando a mi madre que lo miraba con aprobación desde el otro extremo de la mesa.
Ese día olvidé todos mis análisis lógicos y mis conjeturas, un inmenso alivio se apoderó de mí, por fin el trago amargo había pasado.

Ya han pasado casi 8 años, mis padres siguen separados y no guardo expectativas de que regresen, “Simplemente hija, no es lo ideal pero es lo mejor” me había dicho mi madre, ahora veo que tuvo toda la razón.

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lunes, 3 de marzo de 2008

Esas cosas que me alegran la vida

Hubo un momento en la secundaria en el que llegué a tener como cuatro Slams para llenar en mi velador. Vivíamos una fiebre por los Slams, todas queríamos tener uno, y no dudábamos en repartirlo por doquier, y mí me encantaba llenarlos. Para quienes no saben de qué se tratan dichos cuadernitos, son una especie de cuestionario que llenan tus amigos contestando a las más singulares preguntas desde cómo te llamas hasta si has consumido drogas (recuerden que era una chiquilla de secundaria).


Una de las preguntas recurrentes siempre era: “¿Qué es lo que más te gusta hacer?”, a lo que yo siempre contestaba: “escuchar música, salir con mis amigos, conversar...”. Es cierto me gusta por ejemplo: leer, ir al cine, chatear, me encanta comer, dormir por las tardecitas, tocar la guitarra...

Pero dada la entrada anterior, de veras me pregunto ¿Qué es lo que más me gusta hacer? ¿cuáles son las cosas que me alegran la vida?. Luego de haber visto “Amelie” me inspiré e hice esta pequeña lista:

1. Me gusta cuando mi papá se ríe: Me gusta sobre todo cuando sé que yo he provocado esa risa. Debo mencionarles que mi padre es un hombre muy serio, sólo en ocasiones familiares y con gente de mucha confianza libera su lado cómico, que se limita a comentarios sutiles por lo que supone un reto para mí hacer que suelte una carcajada.

2. Me gusta mirar cómo se combinan los colores de las témperas y también aquellos dos primeros segundos en el que la leche evaporada cae sobre el agua y se disuelve: Son momentos fugaces. Cuando el amarillo se une al azul y empiezan a entremezclarse haciendo un túnel bicolor cuyo fondo da paso al verde, o la nubecita acuática tan bien definida que producen las primeras gotas de la leche evaporada sobre el agua caliente de mi taza invadiendo todo de blancura. Son instantes irrepetibles y cortos.

3. Me gusta cuando le caigo bien a un niño: Mi poca experiencia y contacto con pequeños hace una sorpresa que mi amiga me diga que su hija Jimenita me envía un dibujo. Sucede que no siempre tengo ángel para para los niños, no es que sea mala simplemente me resultan indiferentes. En consecuencia me hace feliz la extraordinaria ocasión en que resulté agradable para un infante gracias al incontrolable y muy ocasional instinto maternal que llevo conmigo. Esto me demuestra que después de todo yo también tengo mi corazoncito.

4. Me gustan las señales (o creer que existen): Si luego de esta cita él me envía un mensaje diciendo que la pasó bien es porque algo lindo sucederá entre nosotros. Si encuentro a mi perra esperándome feliz en la puerta de la casa, es porque algo bueno me va a pasar antes de acostarme. Voy a prender la radio y la canción que salga me aconsejará sobre lo que debo hacer. A veces funciona, a veces no, pero me gusta jugar un poco con el destino.

5. Me gusta observar cómo los padres miran a sus hijos: Es inevitable, todos ponen cara de incredulidad… en una oportunidad, presencié las accidentadas actuaciones infantiles por el día del padre en un jardín de niños: los papás, por más serios que lucieran al llegar, terminaban conmovidos hasta decir basta. O cuando una vez subió al bus una muchacha seguida de su madre, mientras buscaban asiento la señora no dejaba de mirar el andar de su hija con conmoción y orgullo. Ver estas situaciones me enternecen y me pregunto si yo seré así algún día.

6. Me encanta burlarme de la gente: ¡¡¡Lo confieso!!! Me gusta burlarme de mis amigos, y de la gente en general. Claro de buena gana, sin ánimo de humillar o hacer sentir mal a alguien, pero vamos! Es tan rico soltar un comentario burlón. Y para qué, tengo que admitir que tengo buena correa para las bromas, si no qué seria Con tantas venganzas pendientes sobre mí?

7. Me gustan mis ojos, mis manos y mi ombligo: Eso.

8. Me gusta mirar el parecido entre un padre y su hijo: Tiene la misma nariz del papá y los ojos de la mamá, no, más bien tiene la cara del papá y los ojos de la mamá... pienso mientras los examino en la cola del supermercado. No importa la edad que tenga el hijo/a y sus padres, es curioso ir detectando y acertando los rasgos de uno con el otro, como si se tratara de un juego de match. A veces hasta la manera de caminar y los ademanes son los mismos.

He aquí mi lista, por lo pronto es lo que se me ocurre si hay más tal vez haga una nueva entrada, ¿y ustedes tienen algo singular que les alegre la vida?

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martes, 26 de febrero de 2008

¿Cómo soy?

"Conócete a ti mismo" dice una universalmente conocida frase filosófica, la escuchamos de nuestros padres y maestros, y en el proceso ensayo-error que acarrea nuestras vidas la repetimos en nuestros consejos para parecer maduros y superiores.

El domingo pasado, sentada en una esquina de mi cama, probaba inútilmente sin número de acordes en mi guitarra para sacar una canción que había escuchado en la radio, no obstante mi oreja -nada chismosa- fue atraída cual parabólica a la conversación que mi mamá sostenía con con la comadre del barrio mientras tomaban lonche.

Sí, de vez en cuando se pone a tocar un rato… voy a cerrar la puerta para, no, no, déjala, que bonito, siempre les ha gustado la música ¿no?, ah si, desde chiquitas las llevaba al coro de la iglesia, ¿las dos?, si, ahí para que se entretengan, ¿y como esta tu hija mayor?, Bien, ya sabes trabajando, pero ya esta buscando nueva chamba, es que tiene carácter bastante fuerte y no se lleva bien con el jefe, me parece que la menor es más tranquila, hum si, tiene el carácter más suave, es bien alegre, pero como que es más paciente con la gente, creo en realidad se guarda mucho las cosas y por eso tolera, pero cuando estalla, estalla, hija!, la muchacha se pone de mal humor y no quiere decir por qué, ya sabes como son los muchachos, se queda en un estado de contemplacióóóón… andará enamorada, cualquier día te trae al novio, ay no sé a sus novios apenas los he conocido, como te digo, se guarda la cosas…

En pocos segundos, mi madre acababa de definir mi carácter, no sé si lo que dijo es cierto, esta bien, admito que tiene algo de razón, pero he ahí su modo de verme. Más tarde le pregunté cómo me consideraba ella, pero luego de cuarenta minutos consecutivos de discurso y sin cortes comerciales sobre lo inteligente, buena y linda que soy, me desanimé de su respuesta dado que estaba regada de su buen tacto materno y vocación de psicóloga, como era predecible, con su parcialidad de madre, obvió cualquier defecto o posibilidad de imperfección en su retoño, bien dicen que para mamá no hay hijo feo, y estoy agradecida de que en este caso mi progenitora siga esa línea, pero digamos buscaba una opinión objetiva.

Mientras pienso en algunos amigos que me podrían bajar los humos con sus sinceros comentarios acerca de mi forma de ser, vino a mí la frase con la que apertura esta entrada: "Conócete a ti mismo", ¿por qué no empezar conmigo misma? Cómo creo que soy, cómo suelo actuar ante determinadas situaciones, cuáles son mis manías, qué me gusta, qué no me gusta, qué me agrada en un chico/a, qué espero encontrar en un amigo/a, con qué gestos suelo delatarme… veremos, veremos, en la siguiente entrada haré una lista.

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miércoles, 20 de febrero de 2008

¿Acaso seré un hombre? (II)

En mis travesías por el espacio virtual me topé con blog que me cayó muy simpático por su sarcasmo y sinceridad, se trata de: El Marinovio, pueden decir que es un blog machista pero desde un inicio no dejaron de divertirme sus historias y opiniones, era como ver Sex and the City desde una perspectiva masculina. Conforme iba haciendo clic a cada entrada, empecé a desarrollar un diálogo con mi pantalla: Sí, es cierto, exacto, lo mismo me pasó, pero es que no entienden!!, pucha, claro es una joda, jaja, yo tampoco entiendo…

Leyendo al Marinovio vino de inmediato a mi cabeza algunas diferencias que tuve con Ignacio, mi primer enamorado. A diferencia de las típicas relaciones fugaces que hubo entre la chiquillada adolescente del barrio, Ignacio y yo duramos más de dos años juntos. Realmente nos llevábamos tan bien que cuando terminamos, nuestros amigos creían que se trataba de una broma por el día de los inocentes. Incluso hasta hoy, luego de más de 5 años, cuando nos encontramos en algún cumpleaños nos suelen cantar a modo de broma: “¡¡Y volver, volver, volver!!”
Pero lo nuestro ya ha terminado y gracias al Marinovio empecé a recordar algunas de nuestras tipicas discusiones: Por ejemplo cuando Ignacio me decía: “Nunca tienes tiempo para mí!” (Por favor ver: http://elmarinovio.blogspot.com/2005/12/nunca-tienes-tiempo-para-m.html), no importaba que yo me escapara de clases, exámenes, reuniones familiares o fiestas para verlo un rato durante la semana, él quería una tarde entera; o, sino cuando él no expresaba lo que realmente quería hacer en nuestras salidas: (Ver: http://elmarinovio.blogspot.com/2005/10/subtextos.html), entusiasmada le hacía una sugerencia para ver una película y luego de que me decía que sí, a la salida del cine me decía que hubiera querido ver otra, hummfff… y ni qué decir de la vez que se le ocurrió regalarme una prenda de vestir en uno de nuestros cumplemés (Ver: http://elmarinovio.blogspot.com/2006/11/amor-te-compr-esta-camisa-te-gusta.html) no había nada más perfecto para resaltar mis brazos de caminero que el bibidi blanco que eligió, blanco, blanco, blanco, ideal para evitar que se notaran mis rollitos, “vamos amor, póntelo para ir hoy a la disco!”, “sí claro”, pensaba yo, “para lucir como una pompa de jabón”.

Después de Ignacio, llegó a mi vida Darlan (a mí también me parece un nombre feo). Darlan era tan… digamos… tan… Darlan. Todo el tiempo me preguntaba si lo quería, si lo amaba, si era feliz, que qué tal si íbamos al karaoke y cantábamos todas las canciones a dúo como: “Y volar, volar tan lejos dónde nadie nos obstruya el pensamiento…” o si no “escapémonos de la multitud, del absurdo día a día…” o mejor aún: “Vivo por ella sin saber si la encontré o me ha encontrado…” En una ocasión a sus chiflados planes le respondí: “Me da flojera, Marco…” (Ver: http://elmarinovio.blogspot.com/2005/11/llam-mi-flaca-por-otro-nombre.html), Marco era (y es) el nombre de uno de mis mejores amigos, ¡¡qué tal problema me gané!!. Pero la gota que derramó el vaso cayo estruendosamente el día que me asaltó con el “¿Cuántos hijos quieres que tengamos?" (Ver: http://elmarinovio.blogspot.com/2005/11/lo-dicho-y-lo-cierto-ii.html), y a eso agregó otra cachetada con el fatídico: “Deberíamos casarnos a finales del próximo año…”.
Terminé con él a los tres meses.

Luego apareció Jim (tengo jale con los de nombre raro). Me gustaba lo pulcro e impecable que siempre lucía, parecía un muñequito de torta y así empecé a llamarlo cariñosamente, pero en una ocasión resolvimos en que yo lo recogería y comprobé que su aspecto era resultado de un arduo y largo trabajo digno de un artista del renacimiento. Tuve que esperarlo cerca de 45 minutos (Revisar: http://elmarinovio.blogspot.com/2005/10/puntualidad-de-ellas-problema-de-ellos.html). Crei que había sido una situación excepcional, pero no, el chico siempre me hizo esperar y ahora que lo pienso, sospecho que también se aprovechó de la circunstancia, para presentarme a toda su familia, digo toda: abuelos, primos, sobrinos, etc. Les debo confesar que detesto interactuar con los papás, hermanos/as, de mis enamorados, si lo hago es por amabilidad pero no suelo tener el interés, y se lo dije, que no era necesario, que ya los conocía de saludo, pero el chico queria una reunión especial con ellos. Así fue que, en una ocasión, mientras esperaba al enamorado metrosexual en su sala, me vi rodeada de mi probable futuro clan y con una cena lista en el comedor. (Ver: http://elmarinovio.blogspot.com/2005/11/la-primera-cena-familiar.html). Él bajo las escaleras tranquilamente como si ya supiera de los planes y sin inmutarse se sentó a la mesa, no tuve más que quedarme a compartir pues ya había sido embarcada.
Durante la incómoda comilona y bajo la mirada inspecciosa de su madre, hermana y abuela, sonó mi teléfono. Por supuesto como toda una señorita pedí permiso y respondí a un lado la corta llamada. (ver: http://elmarinovio.blogspot.com/2005/11/quin-es-la-que-te-llama-por-telfono.html), al final de la comida: “¿¿¿Quién te llamó???”, le dije la verdad: un amigo del trabajo a quien había prometido llevarle un libro al día siguiente… se armó una hecatombe, ¿por qué demonios fui sincera?, “No tiene nada de malo, yo misma le pedí que me llamara para hacerme recordar porque le prometí el texto hacía varios días y nunca se lo he llevado, no hay por qué hacer un escándalo, y no tiene nada de malo que tus padres hayan visto que alguien me llamaba al celular, si no para qué es el aparato, dime, deja de hacer tanto berrinche, sí, he guardado su número por si acaso, no voy a eliminarlo, qué caso tendría, pero, pero no, por favor, no ya espera tranquilo, no te pongas así, no, no, ya ok amor voy a borrar todo el directorio si quieres, discúlpame por favor, perdona, pero no no, llores, no llores, no… (Ver: http://elmarinovio.blogspot.com/2005/10/si-ellas-lloran-es-nuestra-culpa.html), no sé por qué pero siempre me han tocado novios llorones… no digo que esté mal que un hombre llore pero ¿por una discusión sin importancia? Puff, me hacen sentir tan culpable.
Duramos como año y medio.

Hace como un mes empecé a frecuentar a un nuevo chico que me pareció diferente a los anteriores pero, (he usado muchos “peros” en este post verdad?) estoy empezando a descubrir algunos detalles que me hacen dudar.
Por ejemplo, quiere por todos los medios embarcar sus amigos feos a mis amigas bellas, no lo digo porque sean mis amigas, lo digo porque es la pura y objetiva realidad, mis amigas son lindas, (Vean: http://elmarinovio.blogspot.com/2005/10/lo-dicho-y-lo-cierto.html) y en una ocasión el muchacho empezó a quejarse de mi trato distante hacia él, que por qué no lo llevaba a mis reuniones, que por qué lo no llamaba, que por qué nunca lo recogía a su trabajo… ¿yo, recogerte? Espera, vamos con calma, hemos salido sólo unas tres veces…

Verán entonces, que mientras leía al Marinovio y le hablaba con mi pantalla afirmando y dándole la razón a sus autores, aterrorizada me di cuenta que mi identificación iba hacia el personaje masculino del blog. Y dado el post inmediatamente anterior, me pregunté ¿acaso seré un hombre? Me gustan los chicos, pero ¿estaré manejando mi forma de ser y mis sentimientos como un varón?.

“Veamos: te olvidas de los cumplemés y aniversarios, te gusta salir con tus amigas las cirróticas –auch, era broma-, no te gusta que te regalen peluches, y no te gusta ir de compras con tu novio…humm debiste haberte llamado Mario, jajajajaja, auch, mentira no, no auch no me golpees” dijo mi primo. ¿SERA? Bueno, ya encontraré algún chico con el que me comprenda.

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miércoles, 23 de enero de 2008

¿Acaso seré un hombre? (I)



Yo no me iba a llamar Marilia, mi nombre iba a ser Mario.

Sí, como lo acaban de leer.

Mi madre nunca quiso hacerse una ecografía y yo pateaba tanto su útero que mi orgulloso papá juraba que yo sería el Mesías que llevaría a la patética selección peruana de fútbol al mundial. Incluso mi abuela viajo desde el norte para conocer a Mario Leonardo, el hermanito con el que mi joven familia formaría la parejita junto a su primogénita de tres años…

pero como ya ustedes se habrán dado cuenta: el fútbol peruano no ha vuelto a pasar las eliminatorias mundialistas y mi nombre no es Mario. En consecuencia a mi familia sólo le quedó fotografiarme dejando como prueba de su errónea predicción un sinnúmero de imágenes mías vestida con roponcitos celestes.

Cuando llegó mi niñez, y mi cabello lacio empezó a acariciar mis hombros, inicié una serie de ocultos ensayos frente al espejo: yo caminaba por la calle distraída, aquel niño de la catequésis que tanto me gustaba me llamaba y yo volteaba en cámara lenta con aquel giro a lo Winnie Cooper… otra vez, otra y luego otra, “Llego la jardineraaaaa”, en cinco minutos mi madre hacía que yo quedara convertida en uno de los Beatles, y no me refiero a aquel look de cabello largo alborotado sino más bien al de cabeza de casco. “Y para que se te vea mucho más linda… un ganchito acá!!” decía mamá, “Para que no me vea como el niño perdido de Marco, dirás” pensaba yo derrotada mientras miraba mi nuevo reflejo.

“Buenos días joven, venimos a compartir con usted la palabra de Dios”… yo suspiraba y abría un poco más la puerta, “Ah perdón señorita…”. Supongo que mi figura escuálida me daba un aspecto algo andrógino pero eso desapareció ni bien las hormonas femeninas empezaron a fluir mucho más en mi adolescencia. Terminé convirtiéndome en un reloj de arena por lo que era imposible confundirme, sin embargo, veía con impotencia cómo las integrantes de mi aquelarre abandonaban la mancha por andar de paseo con su nuevo novio y yo, yo ya tenía 16 años y nadie se fijaba en mí!!!! Le gritaba a Ignacio, o es demasiado gordo, o demasiado flaco, o muy chato o muy alto, o con acné o con poses de pendejo!!!

Hasta que en el quinceañero de una desconocida, ajam, me colaba en los quinceañeros, “Oye, Ignacio quiere contigo uhuuhuhhh, ahí está ya te vió!!”. ¿Quien, mi mejor amigo? ¿El que me lleva siempre de regreso a casa? ¿El que pasa horas conversando en mi escalera? ¿El que se confabula conmigo para burlarnos de los demás? ¿El que escucha todas mis quejas sobre aquel chico que me quiso chapar en el último tono? Humm… no, no creo. La poderosa luz de un reflector cayo sobre mi perfil, Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa, como la hierba a que bajó el rocío, “¡muévanse que por acá va a salir la quinceañera!”, me hice a un lado aún confundida por el inicio del evento, pero el grueso rayo seguía cegándome, Es noche y baja a la hierba el rocío; mírame largo y habla con ternura, “¡Oye chiquita, por aquí!” dijo Ignacio protegiéndome. Yo ya había sido liberada del inmutable disparo de luz pero no podía evitar seguir desconcertada, “Esta bonito el vestido eh, te ves bien”, yo sonreí sin mirarlo con la mano aún sobre mi frente, ahora me ofuscaba otro fulgor mucho más intenso, “Na’ me queda feo, un poco grande, es que es de mi hermana”, Tengo vergüenza de mi boca triste, de mi voz rota y mis rodillas rudas, la gente empezó a irrumpir en la pista de baile como las hormigas que invaden los platos de mi cocina, “¿Vamos?” dijo amable y me tomó de la mano como otras tantas veces lo había hecho, pero con la diferencia de que esta vez noté la especial suavidad con la que me conducía entre tantas parejas alborotadas por la canción de moda, Yo callaré para que no conozcan, mi dicha los que pasan por el llano, sin escuchar la música empecé a moverme y bendije silenciosamente a mi maestra de Literatura por haberme alcanzado aquel poema de Gabriela Mistral llamado “Vergüenza”...

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lunes, 14 de enero de 2008

Lo confieso: Nunca fui astronauta

1
Una tarde, mientras todos atendían el listening y apuntaban en sus cuadernos los datos del exercise 3, Dialogue B, yo memorizaba con preocupación el Can I go to the toilets?, que sabiamente nos enseñó el profesor el primer día de clases, supongo que la experiencia le demostró que a sus novatos alumnos nos sería más útil que el Hello, How are you? Así pues, cumplí con repetirla con la misma disciplina que un loro, y salí disparada.

En el baño, ya aliviada de haber vaciado mi pobre vejiga, aproveche la soledad frente al espejo para sacarme esa espinilla chinche que me había salido en la nariz y luego, mientras caminaba por el pasadizo, me detuve ante los afiches del Británico que nunca podía leer con tranquilidad ya sea porque siempre entraba con las justas o porque salía apretujada por una multitud de estudiantes que me llevaba al paradero. Como eran cerca de las seis de la tarde, me quedé unos minutos viendo las pinceladas de nubes negras que manchaban el cielo naranja del verano... y así, luego de todo ese merecido hueveo, volví a clase. Entre con cuidadito para no interrumpir, me senté y vi que mi profesor era ahora una mujer con falda de florecitas, que la chibola que estaba sentada a mi lado era un calvito de lentes, que en la pizarra había un párrafo en el idioma anglosajón que no podía descifrar, y lo peor: que todos me miraban con curiosidad y burla... había regresado al aula equivocada, con una sonrisa cuadrada, trate de disculparme y explicarlo torpemente en inglés, ¿pero quién con Básico I puede hacerlo? sólo me quedó retirarme entre las risitas de los presentes.

2
Las noches más bonitas de verano, son las de luna llena, eso lo sabe todo el mundo. El cielo despejado te permite iniciar el clásico juego de contar estrellas descubriendo infinitamente una tras otra, el satélite femenino nos hipnotiza con un brillo que no hiere nuestra mirada y, los edificios, jardines y aceras se tiñen de un singular color acero que contrasta con el ámbar de los postes. Bajo ese escenario nocturno salí a buscar algo de comer, mientras caminaba sin apuro disfrutando secretamente de esta fugaz mística, observé conmovida cómo un pequeño caracol, yendo de un jardín a otro, cruzaba la vereda con la lentitud característica de su especie. Me detuve pensado que la aparición de este pequeño amigo era lo que le faltaba a este escenario hasta el momento inmóvil. Así que, en un acto de singular respeto, bordeé al diminuto transeúnte y continué mi rumbo. Como siempre, por la gran demanda tuve que esperar largo rato para poder disfrutar de los anticuchos de la clásica “tía choncholí” (aquella que hay en cada barrio que se jacte de ser criollo y que curiosamente también cuenta cierto número de vecinos intoxicados). Feliz de haber llenado mi estómago, retorné a casa esta vez andando a paso “Gallo Claudio”. Pero la alegría no me duró mucho cuando sentí bajo mis pies el crujir de algo parecido a un huevo (yo diría de tamaño codorniz). Mi frustración fue profunda –hasta hoy que escribo estas líneas-, cuando con tristeza descubrí que había acabado con la vida de mi efímero amigo, el caracol. El muy imbécil no había podido terminar de cruzar la vereda a tiempo antes de volverse a encontrar con mis zapatillas.

3
Tenemos que hablar, ¿acaso no es la peor frase que puede salir de los labios de tu enamorado? Sobre todo si tomas en cuenta que el fulano ya no te llama tan seguido, que te mira aburrido, que se “olvidó” del último cumplemés, y que parece haber dejado de lado tu condición real de princesa que él mismo te otorgó cariñosamente.
Hummm… ok, ¿me buscas después de clases?, simulando estar tranquila, ya pues te veo a las siete entonces, ok, chau, chau.
Más señales: me saluda con besito en la mejilla, da la vuelta sin esperarme, camina con las manos en los bolsillos (para evitar que andemos de manitas). Yo lo sigo como yendo al matadero, pero en un acto cariñoso, acelero el paso, lo tomo del brazo y levanto la mirada como el gatito de Shrek… no dice nada. Trato de acariciarle el cabello, pero él permanece inmóvil y hace un gesto como si un mosquito lo hubiera fastidiado. Sin nada más que hacer me siento en la banca que él parece haber elegido al estacionarse junto a ella.
No sé si te has dado cuenta que lo nuestro ya no es lo mismo… y de pronto comprendo, ¡¡vi la luz!! ¡¡por fin entiendo!!! que el que inventó aquella famosa metáfora de “romper el corazón” no pudo describir mejor ni de la manera más perfecta y dolorosa lo que estoy sintiendo en mi pecho. No, Mar, no llores, es lo mejor ¿sabes?... ¿llorando yo? Y me doy cuenta que efectivamente tengo minúsculas cosquillas en mi barbilla por las gotas que caen de mi cara a mis manos. Me abraza y siento un suspiro sobre mi frente, yo apenas me empino y le doy un beso urgente que para mi gran felicidad es correspondido. Mi enamorado se despidió enternecido y mientras yo lo veía hacerse diminuto en la vereda, pienso en el gran alivio que se siente el poder tomar el impulso para llegar al lugar seguro luego de haber colgado eternos minutos, cuando ya se han desatado todos los dedos. Pero eso ya pasó y después de haber estado tan cerca de perderlo, empiezo a hacer mil planes para ambos. Con los años que me quedan, los voy a dedicar a ti, hacerte tan feliz que te enamores más de mí, cantaba yo al unísono de Gloria Stefan. Los días pasaron, todos iguales, sin la presencia de mi novio, hoy no me ha llamado... Hoy tampoco. No me responde el celular. Ni los mails. ¡Alo! ¿Qué pasó? ¿Por qué no me has respondido? Mar, pero hemos terminado... dejémonos de ver un tiempo.

En conclusión
No había Friends, ni felinos en Animal Planet, ni una buena película en HBO, en consecuencia fui a dar con Discovery, había un gringo hablando sobre sus experiencias en su travesía por el espacio, interrumpen imágenes de los equipos, fotografías en sepia e interviene la voz de un locutor en inglés y luego de otro en español. Al final le preguntan a uno de los protagonistas del documental cómo fue su adaptación a la tierra, creí que había leído mal, ¿no habrán querido decir, su adaptación al espacio?, pero el gringo calvo responde que luego de haber estado meses sin gravedad y con disciplinadas rutinas, se siente en efecto de otro mundo… que se levanta de la cama y le pesa el cuerpo, que –como si estuviera aún en la nave- camina sujetándose de las paredes cual niño que aprende a caminar, que a veces se le ocurre dar un pequeño salto creyendo que así va a volar hacia el otro extremo de la habitación, y por último que cuando termina de beber, ha soltado su copa en el aire un par de veces creyendo que va a flotar… ante eso, expresa el calvo con pinta de bonachón, sólo me queda decirle a la gente es que yo fui astronauta, algunos ya lo saben, otro no me creen, y suelta una breve risa.

Yo Marilia, lo confieso: nunca fui astronauta, sin embargo creo que he estado en la luna.

Sucedió que no me fijé en el número de aula para saber a cual entraba, que no se me ocurrió ayudar al señor caracol a cruzar rápido la vereda y salvarlo del peligro, que ese beso no era de reconciliación sino de despedida... tal vez por eso, respondo para confusión de quienes se sorprenden de mis anecdóticas experiencias… “es que yo fui astronauta”.

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